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ARTE Y VOCABULARIO

LENGUA LULE

TONOCOTÉ

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ARTE Y VOCABULARIO

DE LA

LENGUA LULE

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TONOGOTE COMPUESTOS COK FACCLTID DE SOS SUPERIORES

POR EL I'ADRE

ANTONIO MACHONI DE CERDEÑA

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

C O 1ST LICENCIA

EN MADRID

POR LOS HEREDEROS DE JUAN GARCIA INFANZÓN

AÑO DE ¡173»

REIMPRESO EN BUENOS AIRES POR PABLO E. CONI, CALLE POTOSÍ, 60

MDCCCLXXVII

INTRODUCCIÓN

Al presentar al público el Arte y Vocabu- lario de la Lengua Lule y T o no cote , creo deber al mismo tiempo hacerle partícipe de lo poco que se sabe del libro y de su autor, como asimismo de los indios que hablaron este idioma.

El Padre Antonio Machoni, de Gerdeña, fué Procurador General de la Provincia del Para- guay, de la Compañía de Jesús, después de haber funcionado como misionero y Rector del Colegio Máximo de Córdoba (1). Nada mas sa- bemos sino lo que nos dice él mismo; porque la grande bibliografía Jesuítica de Backer, la especial Americana del Sr. Ludewig se limi- tan á copiar el título de la Gramática. Digo esto para que no parezca que haya tenido á menos el ocuparme de adquirir noticias. Es probable que el P. Machoni se habrá intere- sado poco en que conociese ó ignorase la pos-

(1) Véase la Introducción del Dr. D. Andrés Lamas a la Historia del P. Lozano.

I

INTRODUCCIÓN

teridad sus cosas. Si tal pensó yo le alabo; fué útil en vida, y es útil en lo que nos ha dejado. Tal vez sin él no sabríamos nada de este idio- ma, pero quizá también, si no hubiese existido su Gramática, otro jesuíta la habría dado. Por- que entre los jesuítas á veces un solo manus- crito ha servido á varios misioneros muy dis- tantes unos de otros, tanto en los años como en los lugares. Efectos son estos de aquella rigorosa concentración administrativa que todo lo dominaba y penetraba, según aquello del poeta : Mens agitat molem !

En cuanto á mí, encerrándome en el rol mo- desto de un editor, no he hecho novedad en esta reimpresión. Deseo que el lector haga de cuenta que posee para todos los fines útiles, la obra misma del P. Machoni. Lo único que me he per- mitido ha sido arreglar la puntuación, moder- nizar la ortografía, y alguno que otro cambio material en aquellas cosas que atañen á la disposición tipográfica, y otras conveniencias por el estilo.

He respetado la fraseología del autor; pero sin reproducir un facsímile, que daria tal vez gusto á unos pocos bibliófilos. No he visto elegancia ninguna en las trivialidades del Pa- dre Machoni; si algo hubiese hallado que, bajo el punto de vista del arcaísmo, fuese nuevo ó estraño, ó notable, no hubiera dejado de reco- jerlo. En esto, pues, creí consultar la conve- niencia del mayor número.

Presento el Vocabulario, y sobre todo el Catecismo y Doctrina, tales cuales han sido

INTRODUCCIÓN

escritos, ^salvo lo siguiente: se ha corregido la ortografía donde y siempre que se pudo hacer; así, por ejemplo, todo lo que lleva U vocal inicial siendo en realidad V consonante, lo he enmendado sin escrúpulo, porque sin duda le faltó esta mayúscula á la imprenta.

Pero, entretanto, ha sido preciso respetar ese desorden con respecto á otras palabras, á causa de ciertas apariencias de incongruen- cias del autor. Citaré una sola. Bajo el vocablo Acabar , trae los siguientes : acabar de hacer, de sembrar, de comer, de cavar, de coser, de escribir, de hilar, etc., etc.; cuando á pri- mera vista, era lo mas natural ponerlos en su lugar correspondiente á título de intensivos. Es verdad que la forma diversa de esos verbos en su sentido absoluto, y en el especial, justi- fica al P. Machoni, mas también por eso mismo los dejo como están.

Hay en este Vocabulario repeticiones que son verdaderas incongruencias, y no tan solo apa- rentes como las anteriores, por ejemplo : Basu- ras, quitipj Vasura, quitip; Begiga, ysuyápj Vejiga, ysuyáp. Estas ya no son pobrezas del Lule, sino negligencias del autor, negligencias que son harto frecuentes en la Gramática. Los Bibliófilos no deben darse por defraudados en este caso, si no se les el facsimile de un original que está tan lejos de ser un modelo de redacción.

Algunas de estas repeticiones no tienen ni pretesto en la diferencia ortográfica. Por ejem- plo, en la página seis, línea segunda, dice :

!

8 IIVTEODUCCKW

Adelgazar palo con cuchillo, scuecsc, scuecsy; y luego, línea once, repite : Adelgazar, scuécsg, scuecsy; y de estas hay á cada momento. Tam- bién, á pesar de no haber de erratas, se tropieza á cada paso con erratas visibles, como en la misma página : adornar con las monos, por decir con las manos. No habiendo de erratas, tiene uno que limitarse a corregir nada mas que las de este género, esto es, las evi- dentísimas, y es lo que he hecho. Según pa- rece los herederos de Juan Garcia Infanzón que imprimieron esta obra en Madrid el año 1732, con tipos feísimos, gastados y rotos, no tuvieron otra cosa que un manuscrito muy mal arreglado; así es que no estando pre- sente el interesado, han puesto lo que buena- mente se les ocurrió para salir del paso. Es esto tanto mas deplorable cuanto que en mu- chas voces, el sentido cambia por la presen- cia ú ausencia del acento. Por lo demás,' es indiferente que se entienda puesto un grave, ó un agudo, ó un circunflejo.

Además, el autor dispuso su vocabulario en dos columnas, asignando la segunda á los im- perativos de los verbos. Es un gasto inútil de espacio, y á mas de quedar feo á la vista, es una ocasión de embrollo, porque intervienen en esa columna toda clase de palabras. Basta decir que aquí escribimos el futuro en todas letras en seguida del presente de indicativo, y se consigue lo mismo.

La lengua Lulé es, sin duda, una de las mas pobres que se conocen, tanto en el vocabula-

INTRODUCCIÓN VJ

rio como en las formas gramaticales, sobre- todo si se compara con los idiomas sud-ame- ricanos, tales como el Guaraní), el Quichua, y aun el Araucano, el cual sin embargo no compite con los dos primeros. Esta lengua está destinada á demostrar á ciertos filólogos que no todas las lenguas americanas tienen entre las analogías que ellos se figuran, y que les pasa como al Sr. Ulloa, que creia que todos los indios eran de un tipo.

La severidad del método inductivo, que no permite generalizar sin previo análisis, hará mas prudente la nueva generación que surge en el campo de la ciencia etnológica, de que es un ramo la lengüística : y bien se puede decir que, en la parte americana de ella, hay toda- vía mucho que hacer antes de constituir teo- rías. Demos al tiempo lo que es del tiempo, y observemos la máxima de Augusto : satis citó si satis bené.

En esta lengua ocurren muchas onomato- peyas muy expresivas, por ejemplo : Tacata- cap, batir metal; Taclupúpp, batir huevos; Ucp, beber; Cuács, exclamar; Caspáp, bostezar; Tatásc, dar bofetada; Necilihip, tambalear.

Otro carácter en esta lengua es la repetición seguida de las mismas vocales, y aún de sí- labas. Por ejemplo: Talapapá, andrajos; Nizu- lucucup, hago cosquillas; Tiquequep, hago bien; Cacalató, cosa listada; Ozocóp, blando; Zolo- lóp, gotera; Mololoa, granizará.

Otro es hacer verbos frecuentativos por la gunacion de la vocal de la raiz; por ejemplo :

i

Vil

INTRODUCCIÓN

Ticálg, corto con cuchillo una vez; Ticólcc, corto muchas veces; Y apeale, rasgo una vez;

Yapcólcc, rasgo frecuentemente. En otros casos se hacen por la duplicación, como en griego y en latin, xéiucpa, pepuli, poposci, pretéritos perfectos; v. g. : me asomo, acecho una vez, Ococp; muchas veces, Ocococc.

Otra particularidad es incorporar al verbo el instrumento en función de prefijo. Por ejem- plo :

Nicalg, corto con tijeras, esto es, con las manos; y esta voz mano es ysj mano derecha, Yneumué; mano izquierda, Yecuás.

NicuncCj corto con las manos.

Nicuécsp, adelgazo palo con las manos.

Niclems, agugereo con las manos.

Nicaesc, alargo con las manos.

Nicalipp, aliso con las manos.

Niclecquépj amaso con las manos.

Nicuyug, amontono con las manos.

Nicopc, apago con tierra, esto es, echándola con las manos.

Nicalams , apretó hacia abajo con las manos.

Nicíquipsc, araño con las manos.

Gomo se vé, todos estos ejemplos son toma- dos en la primera letra, y se nota por tanto la generalidad del procedimiento; y lo mismo sucede con otros instrumentos, aunque no for- men parte del cuerpo, como un cuchillo ó cuña.

Y por fin, se notarán también algunos voca- blos que se dirian pertenecer á las lenguas in- do-europeas. Estas palabras no son de las que

INTRODUCCIÓN 1 I

con el trato de los conquistadores se han intro- ducido en la lengua, como Vacaú, Caoalú sino propias del idioma. aquí algunas.

Nicpap, yo lavo, griego vutctw, francés, net- toyer, español, neto. Cus, oido, griego ckouw, acústica, etc. Enys ñaua, de araña tejido, latin neo. Tala tip, tela tejer, telam tex-ere. Sumu, chicha, español, zumo, griego Zu¡jwj. Ñus, hocico, latin Nas-us.

¿Será esto casualidad? ¿No será casualidad? Non nostrum tantas componer e lites. Pero es nuestra opinion, como lo es de D'Orbigny, que en cualquier vocabulario un poco estenso, seria raro que no se encontrasen algunas coinciden- cias de este género

Pasando ahora á las analogías que puede tener el Lule con otros idiomas, aquí lo que hemos encontrado.

El Sr. Ludewig, en su importante obra in- titulada : The literature of american aboriginal languages, by Hermann E. Ludewig, with additions and corrections by Professor Wm. W. Turner, Edited by Nicolas Truebner. London, Truebner and C°, 60 Pater noster Bow. MDCCCLVIII, dice que los Lules eran una nación tal vez idéntica con los Matarás, los cuales eran muy temidos de los Españoles. Que estaban divididos en Lule, Isistiné, Tokis- tiné, Oristiné y Tonocoté, y que el idioma pre- senta una estrecha analogía con el Vuela.

Como el padre Machoni no dice una sola

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INTRODUCCIÓN

palabra respecto del Vuela, y que ni siquiera lo nombra, á pesar de que ello pueda supo- nerse bajo la espresion general de que cuando se allegaban cualesquiera indios á una misión se les hacia aprender el que allí se usaba, pondré aqui lo que sobre los Vuelas trae el docto Hervás, que es el que con mas copia y mas de propósito ha tratado este asunto.

La lengua Vitela es, según el parecer de los ex-jesuitas misioneros del Paraguay, di- versa de todos los idiomas hasta ahora cono- cidos, y se habla por los indios llamados Vi- lelos en tres poblaciones de las misiones del Chaco. Estas poblaciones, cuyos nombres son Ortega, Macapillo y San Josephs están situa- das en las riberas del Rio Salado. Ortega está entre Mira/lores y Valbuena, misiones de los Lules; Macapillo está un poco mas oriental, á veinticinco grados y pocos' minutos de latitud, y á trescientos catorce grados y cua- renta minutos de longitud, y San Joseph está cerca del grado veintiséis de latitud, y á trescien- tos quince grados y diez minutes de longitud.

La población ó misión de San Joseph, an- tes se habia establecido á veintiocho grados de latitud y á veinticinco leguas de Santiago, bajo la dirección de eclesiásticos seglares; mas el Illust. Sr. D. Pedro de Argandoña, obispo de- Tucuman (que después pasó al arzo- bispado de Charcas, y poco tiempo pasó á me- jor vida) esperimentando que dificultosamente se hallaban eclesiásticos seglares para em- plearse en las misiones de los indios bárbaros,

INTRODUCCIÓN I 3

pobres y desnudos, el año 1757 entregó la misión de los Vélelos á los jesuitas que des- pués del año 1761 los llevaron al sitio en donde al presente está su población, á veintiséis gra- dos de latitud en la ribera oriental del Rio Salado. En esta población de San Joseph ha- bía el año 1767 seiscientos cincuenta y seis Vilelos, de los cuales solamente ciento eran catecúmenos.

De la tribu de los Vuelos son los indios que están en la pequeña población llamada Chí- peona, al occidente de la ciudad de Córdoba y á cuatro leguas distante de esta. Sus misio- neros son los religiosos observantes de San Francisco.

De la tribu Vuela habia el año 1767 doscien- tas personas errantes por los bosques del rio Vermejo, llamado Rio Grande del Chaco. Asi mismo, en dicho año eran gentiles y vivian errantes por los dichos bosques las tribus de los indios Chunupies, Yoocs, Yecoanitas, Oco- les, Vacaas, Atalalasy Sivinipis Era pequeño el número de personas de todas estas tribus, pues le misioneros creen que todas ellas ape- nas fuesen mil.

Asimismo se tiene noticia de las siguientes tribus :

i. En la población de Ortega, llamada tam- bién Nuestra Señora del Buen Consejo, están las tribus de los indios Omoampas, Yecono- ampas é Ypasy que constaban de doscientas personas, que en 1767 habian ya recibido la santa fé.

*

INTRODUCCIÓN

2. La tribu de Jos indios Faisanes, la cual en 1767 tenia casi doscientas personas; y casi todas eran catecúmenas. Estaban en la pobla- ción ó misión Macapillo ■, llamada también Nuestra Señora del Pilar.

3. En las historias del Paraguay se hace mención de las tribus de los Guamaicas y de los Tequetes, que hablaban el idioma Vuelo ; mas estas tribus han perecido con las pestes y guerras, ó se han mezclado con otras tri- bus, ó escondido en las selvas, pues actual- mente no hallo misionero que tenga noticia de tales tribus.

En todas las tribus dichas, que con el nom- bre de Vuelas se pueden comprender y en- tender generalmente, habia dos dialectos del idioma Vuelo, uno de ellos es llamado Vuelo y el otro Omoampo. Este se habla por las tri- bus que están en Ortega, el Vuelo por las tribus que se llaman Vuelas.

El Sr. abate D. Francisco Almiron, que ha sido misionero de Macapillo, dice que las tri- bus de Ortega no pronuncian la letra r, en cuyo lugar sosfcituyen la d al querer pronun- ciar la /•.

He advertido darse afinidad en algunas pa- labras de las lenguas Lule y Vuela, y prin- cipalmente en las palabras usuales, como son las que significan partes conocidas del cuerpo, y esta observación me habia hecho conjetu- rar que tuviesen afinidad las lenguas Lule y Vuela; mas los misioneros juzgan que son totalmente diversas, y la afinidad de algunas

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INTRODUCCIÓN i 3

palabras la atribuyen al comercio ó comuni- cación de las naciones Lule y Vuela.

En mi pequeño vocabulario poligloto, de mas de ciento y cincuenta lenguas, se podrá observar la grande afinidad de dichas pala- bras, y aqui noto otras que también la tienen :

Español Lule Vilela

Árbol E Kire.

Cera Mapa Lapa.

Frisóles Poloto Poroto.

Hijo, hija . . . Kué Inake.

Olla Kapá Jupé.

Oreja Cusp Maslup.

Uña Islú Velup.

Yerba Nahlá Ané.

Se vé, pues, que el Sr. Ludewig ha andado un poco ligero en la generalización.

Los datos mismos del P. Machoni, y que el lector verá en su lugar, han sido sometidos á la ilustrada crítica de los misioneros jesuitas posteriores. El que se puede decir que á todos los resume es el mismo abate D. Lorenzo Hervás, á quien de nuevo reproduzco in extenso para que se tenga como asunto concluido, y como cerrada la discusión ó investigación, hasta que nuevos esfuerzos nos traigan nueva cosecha.

« La lengua Lule, simple en artificio, y diversa de las demás lenguas americanas, de que tengo noticia ó cuyos elementos gramaticales he leido, se habla en dos poblaciones de las misiones de los jesuitas en el Chaco. Estas poblaciones que

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se llaman Mira/lores y Valbuena, pertenecen á la diócesis de Tucuman, hacia el grado 25 de lati- tud, y entre los grados 313 y 314 de longitud. Valbuena está al oriente de Mira/lores, en la distancia de doce leguas. El P. Machoni en la gramática Lule, impresa el año 1732, breve noticia de las naciones que hablaban dialectos de la lengua Lule, mas porque dicha noticia no conviene con la que sobre el mismo asunto se lee en las historias de los PP. Techo, Lo- zano y Charlevoix, he juzgado deber suplicar al Sr. abate Gamaño, que me favorezca con hacer diligentes averiguaciones entre los Mi- sioneros de la nación Lule, que aún viven y residen en Faenza, y comunicarme el parecer de ellos sobre las misiones que hablan la len- gua Lule, para cotejarlo con el del Sr. abate D. José Ferragut, residente en Ravena, el cual ha sido misionero de los indios Tonocotés, que según el dicho Machoni descienden de los Lules. Fundándome en estos documentos, he podido advertir algunas equivocaciones en las noticias que Machoni de las naciones que hablan la lengua Lule; y para que las dichas equivoca- ciones se conozcan mejor, trasladaré antes de impugnarlas la noticia que de los Lules se lee al principio de la Gramática Lule, de Machoni.

1. La lengua Lule, dice Machoni, es propia de cinco naciones numerosas llamadas lule, isistiné, toquistiné, oristiné y toconoté (esto es, Tonocoté), las cuales mas de cien años ha, esto es, desde el año de 1600, vivian reducidas á población.

INTRODUCCIÓN 1 7

2. La nación Toconoté tenia casi sesenta mil personas, y estaba vecina á la ciudad de la Concepción, situada sobre un lago poco lejano del Rio Grande del Chaco, que hoy se llama Vermejo; y las otras cuatro naciones estaban en poblaciones pobladísimas, cerca de la ciudad llamada ya Talavera de Madrid, ya Esteco, la cual se habia fundado sobre la ribera del rio Salado, á sesenta leguas del sitio en que, edificada la tercera vez, pereció en el terremoto acaecido el año 1692, tundiéndose total- mente en lo interior de la tierra. También ha perecido la dicha ciudad de la Concepción.

3. Los jesuitas Alonso Barcena, Hernando ó Fernando Monroy y Juan Viana, en el año 1589, anunciaron el Santo Evangelio á los hules, á los Isistinés, á los Toquis- tinés y á los Oristinés; y todos estos reducidos ya á pobla- ción oyeron varias veces predicar á San Francisco So- lano.

4. Los venerables misioneros P. Pedro Añasco y el dicho P. Barcena predicaron el Santo Evangelio á los Toconotés (Tonocotés); y Barcena siendo de sesenta y cinco años, compuso gramática y vocabulario en lengua Tonocoté.

5. Las cuatro naciones nombradas antes, que estaban cerca de la infeliz ciudad de Esteco, huyeron á las selvas del lado opuesto del rio Salado, y habitaron allí, sin que se supiera nada de ellas hasta el año 1710, en que volun- tariamente salieron de las selvas, y el Señor D. Esteban "drizar, Gobernador de Tucuman, encargó el cuidado de ellas á los jesuitas,

6. La nación Matará, y otras naciones del Chaco en- tienden el idioma Lule porque comercian con la Lule.

He aqui sobre estas noticias de Machoni al-

i

INTRODUCCIÓN

gunas observaciones, que han merecido la crítica aprobación del Sr. Abate Camaño.

1. Por tradición antigua y poca fundada, se creia que en lo interior del Chaco, en las ri- beras del rio Pilcomayo, paises hasta ahora desconocidos (esto se escribía próximamente entre los años 1780 hasta 1797), habitaban nu- merosas tribus de la nación Toconoté, de la cual el P. Lozano hace mención en la des- cripción del Chaco, valiéndose de las cartas del R. P. Gaspar Osorio, célebre misionero del Chaco, escritas hacia el año 1630. En estas cartas se describe el Chaco, se da noticia de sus naciones, y se hace mención de los To- conotés del Pilcomayo, que huyeron de Tucu- man cuando en este entraron los conquista- dores hacia el año 1549, y se añade en dichas cartas que según la relación de los habita- dores de Guadalcazar, ciudad del Chaco, se tenia noticia cierta de los Toconotés, para cuya busca se disponía el dicho P. Osorio.

2. El P. Machoni pues creyó que los Lides eran Toconotés ( repito que en Machoni se lee

Tonocotés) y que estos formaban aquella na- ción que se habia refugiado á las selvas, y sabiendo él por las historias de las misiones de los jesuítas que los PP. Monroy y Viana ha- bían convertido á los Lides, y que los PP. Bar- cena y Añasco habían convertido á los Toco- notés, uniendo estas noticias con la tradición de la antigua huida de los Toconotés, juzgó que los Toconotés del Pilcomayo, de los que hasta ahora nada se sabe, eran los Toconotés

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convertidos por los jesuítas, y por San Fran- cisco Solano, que también fué apóstol de los Toconotés.

3. Los Toconotés, de que fué apóstol el P. Barcena, eran los ascendientes de los indios de Matará ó de los Matarás antes nombrados. Matará es palabra peruana que significa una yerba que en español se suele llamar espa- daña y en italiano se llama galanga, y de esta yerba abunda en el país en que están los Matarás. Estos indios hablaban el idioma To- conoté, cuya gramática hizo el P. Barcena, como claramente se infiere de una carta que el dicho Barcena escribió desde Matará al P. Juan de Atienza, Provincial de los jesuítas del Perú, al cual dice asi : « Con la lengua Toconoté y con la diligencia que Dios da al P. Pedro de Añasco, creo que el cielo se alegra y V. R. se regocijaría si viera por mismo el fervor y el cuidado con que pequeños y grandes vienen á oir la doctrina en su len- gua, etc. ». La población de Matará, que tenia ocho mil personas y estaba en la ciudad antes nombrada de la Concepción, por causa de las incursiones de los abipones, mocobis, tobas, mocosnos y calcaquiés, fué mudada á la juris- dicción de Santiago del Estero, á veintiocho grados de latitud y á treinta leguas de San- tiago.

Los indios pues llamados Matarás son los verdaderos Toconotés, en número de sesenta mil en la jurisdicción de la Concepción, como dice Machoni citado, á los que San Francisco

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Solano y los jesuítas evangelizaron. El número de ellos era tan grande que los Toconotés tri- butarios en la sola jurisdicción de Esteco an- tes nombrada, llegaban á ser treinta mil. Había también Toconotés en la Concepción, en Santiago y en San Miguel. En Esteco de- bía haber á lo menos cien mil Toconotés, pues los tributarios eran treinta mil, como se ha dicho, y al rey no pagaban tributo las mujeres, ni los niños, ni las niñas.

Esta numerosa nación actualmente está re- ducida á un pequeño número de personas, por causa de las pestes y de los trabajos ó ser- vicios personales que los Españoles les obli- gan á hacer contra la expresa prohibición de las leyes españolas de Indias, y de las frecuen- tes y rigorosas órdenes de los reyes católicos.

Cada dia y á cada paso suceden en Amé- rica hechos que demuestran la necesidad de depositar y encargar, como antes se dijo, a los misioneros todo el cuidado de las misiones si se quiere dar una providencia útil al servicio de la religion y del estado. Si los soberanos, que en América tienen dominios, dejaran á la voluntad, ó por lo menos á la consulta de los obispos, la elección de los Gobernadores de los países en que hay indios, en pocos años después de esta providencia experimentarán que sus rentas públicas crecerán, la tranqui- lidad será estable, sin gastos militares, y la población se aumentará desmedidamente. La religion conquista pacificamente y conserva con suma paz lo conquistado.

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Las leyes de las Indias dan útil y justamente particulares facultades á los superiores ecle- siásticos de América para proteger á los in- dios y desvalidos. Convendría amplificar dichas leyes y no interpretarlas con restricción, como parece las interpreta Solórzano. Se engañan no poco los que quieran arreglar la jurispru- dencia americana según la Europea».

Se infiere pues que la nación Matará era la Toconoté. (Tonocoté como escriben Machoni y Lozano.)

« Veamos ahora si las cuatro tribus ó nacio- nes Lules, antes nombradas, descienden de los Lules convertidos, y si tenían origen co- mún con los Toconotés.

Techo, en la Historia del Paraguay, hablando de los PP. Fernando Monroy y Juan Viana, antes citados, dice en el año 1607 que los Lules antiguos hablaban diversas lenguas, esto es, la quichua, la Toconoté y la Cacána. Ellos de- bían hablar la lengua quichua, porque eran subditos de los incas ó de los Emperadores del Perú, en donde la quichua era la lengua pro- pia y universal; y debían hablar también la toconoté porque habían vivido con los tocono- tés; y la lengua propia de ellos sería la ca- cá?ia, nombre que en la lengua quichua ó pe- ruana significa serrano ó montañés, y proviene de la palabra caca, montaña. Se ignora la ca- lidad de la lengua cacána, que era propia de dichos Lules, mas de la relación de Techo se infiere que era diversa de la Toconoté.

Las palabras Toconot y Toconoté no tienen

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significación alguna en el idioma Lule, según el parecer de los Misioneros de la nación Lule, los cuales me han dicho no haber oido jamás de esta, ni de los Matarás (que son los ver- daderos Toconotés), que estas naciones sean parientas suyas y los indios llaman parientas á todas las naciones que hablan el idioma de ellos.

Un Misionero de los Matarás me ha dicho que oyó hablar algunas veces á sus indios una lengua que le era desconocida, y que habiéndose informado de la calidad de ella, supo que era idioma antiguo de los matarás ; mas porque el dicho Misionero sabe solamente la lengua quechua con la que hablaba á los Matarás, no se puede decidir si las lenguas matará y toco- noté son diversas totalmente , ó dialectos de una misma lengua.

Tampoco se puede saber si la lengua cacána de los Lules antiguos es la que hablan actual- mente los Lules, porque estos., como antes dije, no descienden probablemente de los Lules con- vertidos antiguamente!, como afirma Machoni. Los Lules modernos son pacíficos, y los anti- guos eran fieros; en la lengua de los Lules modernos no se halla ninguna palabra española (es inexacto) ni se ha descubierto entre ellos señal alguna de religion. Los Lules modernos se dan el nombre de Pelé que significa hombre, y la palabra lule nada significa en su lengua. Últimamente, en las historias de los jesuitas, en las que se trata de la conversion de los Lules antiguos no se hace mención de las tri-

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bus Isistiné, Toquistiné y Pristine, antes nom- bradas.

Sobre los Lides modernos solamente he halla- do ser ciertas las siguientes noticias. El in- vencible señor Don Esteban Urizar, de que an- tes se hizo mención, persiguiendo en el año 1670 á las naciones guerreras Abipona, Toba, etc., á los hules que halló pacíficos convidó con' misioneros para que los recibieran. En- tregó al cuidado de los jesuitas la misión de Lules, los cuales después de haber sido fundada, por causa de las incursiones de algunas na- ciones bárbaras estuvieron errantes por paises de Españoles hasta el año 1752, en que se res- tablecieron en su antiguo lugar de Miraflores, llamado de San Esteban. En este lugar habia quinientos cincuenta hules. Las tribus Isis- tiné y Toquistiné salieron de las selvas el año 1751, y se establecieron en Valbuena, que tam- bién se llama San Juan Bautista. En esta po- blación, el año 1766, habia setecientos cuarenta personas de las dos tribus. De la tribu Oris- tiné, y ni aun de su nombre no ha quedado memoria entre los hules; se conjetura que el nombre Oristiné quizá lo haya sido propio de la tribu hule que en sus peregrinaciones lo habrá perdido.

Cinco años después de haber yo publicado en italiano las observaciones antecedentes so- bre los hules, Toconotés, etc., el señor Iolis ha dado á luz pública su historia del Chaco, en la que, sin citarme, confirma los reparos que en ellas he hecho. Iolis juzga fabulosa

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la noticia que Machoni y Lozano dan de los se- senta mil Toconotés que habia en las riberas del rio Tabibiri entre el Verde y el Pilcomayo. Asi mismo no cree que á cuarenta leguas del Pilcomayo hacia el Sur, en las faldas de la cordillera americana, estaban los indios Chu- rurnatas, que se Servian de los llamas para cultivar la tierra, porque los llamas no pue- den vivir sino en paises frios, y son calientes los que se suponen habitados por los Churu- matas. Dice así mismo que Lozano se engaña en poner en el catálogo de naciones diversas á los Lules, Isistínés, Toquistinés, Oristinés y Toconotés que son tribus de una misma na- ción, diurnamente afirma que los misioneros Pedro de Añasco y Alfonso Barcena, con avi- sos y sermones en lengua toconoté, que era la propia de los matarás, y con su ejemplo, con- siguieron convertirlos á la santa fé. Hasta aquí las observaciones de Iolis, que de los Churuma- tas no las noticias necesarias para conocer su carácter y lengua».

Esto es lo que dice el docto y laborioso abate D. Lorenzo Hervás. En ninguna parte mejor que aquí podían recopilarse estos datos. El P. Machoni ha trabajado nueve años en la misión de Miraflores , en tiempo de D. Es- teban Urizar de Arespacochega, y es natural que su palabra parezca mas fehaciente que la de los críticos posteriores.

Por lo demás, he consultado á otros autores que aquí no cito, y entre ellos el Diccionario de Alcedo, y los trabajos de los señores Alcides

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D'Orbigny y Dr Martin de Moussy. Estos dos se ocupan muy detalladamente de los indios, pero bajo diferentes puntos de vista, y ni uno ni otro adelantan nada sobre los Lules en particular, circunstancia indispensable para los fines de esta introducción.

J. M. LÁRSEN.

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CENSURA DEL PADRE JUAN MONTIJO

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS MISIONERO DE LOS INDIOS LULES

M. P. S.

De orden de V. A. he visto y leído con particular atención este arte de la lengua Lule, que á costa de gran trabajo y de muchas observaciones ha compuesto el Padre Machoni; y con la noticia que tengo de esta lengua, por haber estado trece años en la Misión de Mir aflores, donde es idioma vulgar de aquellos indios, juzgo que será muy útil su impresión para los sugetos que se hubieren de emplear en aquella conversion, porque está declarado con gran comprensión y propiedad el artificio de dicha lengua. Los preceptos son muy claros; las frases muy elegantes; los modos de decir muy propios, y todo el libro tal, que con facilidad se puede cualquiera, con mediana aplicación, hacer capaz de dicho idioma y hablarle correctamente; lo mismo juzgo del vocabulario de esta lengua, que con el mismo trabajo y con la misma propiedad, está compuesto del mismo Padre Machoni. Por este Arte y Vocabulario aprendí yo esta lengua, y para mayor satisfacción la conferí prolijamente con Indios de Nación Lule, muy inteligentes de su idioma, que me aseguraron de todo lo que llevo dicho : este es mi parecer, salvo etc. En este Colegio de Córdoba del Tucuman, á 20 de Agosto de 4729.

Juan Montijo.

SUMA DE LA LICENCIA

Tiene licencia de los Señores del Consejo Real de Castilla el P. Antonio Machoni, de la Compañía de Jesús, de la Provincia de Paraguay en el Rey no de las Indias ¡para poder imprimir un Libro intitulado Arte y Vocabulario de la Lengua Tonocoté y Lule, escrito por dicho Padre. Como consta de su original, despachado en el Oficio de Don Miguel Hernandez y Munilla, Escrivano de Cámara de el Consejo, á cuatro de Marzo de mil setecientos y treinta y dos.

LICENCIA DE LA RELIGION

Gerónimo de Hariza, Prepósito Provincial de la Compañía de Jesús en esta Provincia de la Andalucía.

Por particular Comisión que tengo de N. M. Rdo. P. Francisco Retz, Prepósito General de la Compañía de Jesús, doy licencia para que se imprima un Arte, y Vocabulario de la lengua Índica, Lule y Tonocoté, que ha dispuesto el P. Antonio Machoni, Procurador General de la Provincia del Paraguay, de la misma Compañía. El cual ha sido examinado, y aprobado por personas graves y doctas de nuestra Religion. En testimonio de lo cual di la presente firmada de mi nombre, y sellada con el Sello de mi Oficio. En la Villa de Ossuna, á veinte y cinco dias del mes de Noviembre del año de mil setecientos y treinta y dos.

JESÚS Gerónymo de Hariza.

AL LECTOR

La lengua que enseña este arte, no es general, pero sí, es particular y propia de cinco muy nu- merosas naciones, Lule, Ysistiné, Toquistiné, Oristi- y Tonocoté ; el gentío de esta última es en nú- mero de sesenta mil almas. Habrá mas de cien años, que las cinco referidas naciones vivian en sus Pueblos, inmediatos á dos ciudades de Españoles ; los Tonocoté á la de la Concepción, hoy destruida, y en aquel tiempo situada sobre una Laguna no muy distante del Rio Bermejo, ó Grande del Chaco. Pre- dicaron el Santo Evanjelio á los Tonocotés, el V. P. Alonso Bárzena, fervorosísimo misionero, que tenien- do sesenta y cinco años, compuso Arte y Vocabulario del idioma de estos indios ; y el V. P. Pedro de Añas- co, de la Compañía de Jesús, de la Provincia del Perú; y aunque correspondía prósperamente á su fervoroso zelo el copioso fruto que se cogia de las conversiones de aquellos infieles á nuestra santa Fé, se malogró todo, por causa del Español, con quien disgustados los Tonocotés, se retiraron á lo mas inte- rior del Chaco, haciendo su morada sobre las riberas del Rio Yabibiri y Pilcomayo.

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Los Lules, Ysistinés, Toquistinés y Oristinés, á los cuales alumbraron con la luz del Santo Evangelio, el año de mil quinientos y ochenta nueve, los Apostó- licos Misioneros, el dicho P. Alonso de Bárzena, P. Hernando Monroy y el P. Juan de Viana, vivian re- ducidos á la cristiana en Pueblos muy numerosos y formados, á donde solia ir á predicarles San Fran- cisco Solano, situados en las cercanías de la ciudad de Talavera de Madrid, por otro nombre Esteco, que primero se fundó sobre el Rio Salado abajo, como sesenta leguas distante del sitio en que tercera vez Rio Salado arriba se pobló, y el año de mil seis- cientos y noventa dos, por Setiembre, arruinó del todo un espantoso terremoto, sin que quedasen mas vestigios de ella que los hoyos en que fueron sepul- tados sus soberbios edificios, que hasta los cimientos se tragó la tierra, quedando solo en pié el rollo, hasta el año de setecientos y diez y seis, instrumen- to de la divina, y humana justicia, y una elevada palma, perdonando á estos dos el fuego que todos los años se emprendía en el espeso y crecido heno, que en aquellos campos de tierra muy fértil se pro- duce, consumiendo y abrasando todos los otros árbo- les, aun frutales, de los huertos y jardines de aquella infeliz ciudad.

A los españoles de la antigua Talavera de Madrid, estaban encomendados los indios de estas cuatro na- ciones, los cuales, oprimidos del pesado yugo del ser- vicio personal de sus Encomenderos, que los tenían sin Sacerdote que les sirviese de Párroco, abando- nando la que habían recibido, sacudieron de sus cervices el yugo de la injusta servidumbre, y desam- parando sus pueblos los Ysistinés, Toquistinés y Oris-

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tinés, escojieron para su habitación las dilatadas campiñas de la otra banda del Salado, tan estériles y áridas que carecen de ríos, arroyos, manantiales y pozos, á donde el español no pudiese seguirlos sin manifiesto riesgo de perecer de sed.

En estas tierras estuvieron incógnitos mas de cien años, sin que se supiese de ellos, hasta el año de mil setecientos y diez, en que hizo su primera en- trada general al Chaco el muy cristiano y celoso Go- bernador de la Provincia del Tucuman, D. Esteban de Urizar, porque entonces salieron voluntariamente de sus inhabitables bosques á buscar el remedio de sus almas y cuerpos, en la noble generosidad de tan pia- doso caballero, quien los acogió con paternal benig- nidad y amor, asignándoles para su habitación, pri- mero el sitio de Valbuena, y después por mas có- modo, el ameno, fértil y espacioso terreno de Mira- flores ; en este lugar mandó fabricarles su reducción ó Pueblo, y habiéndoles proveído de tocio lo necesa- rio para la manutención y vestuario del gentío, y Doctrineros que les habian de instruir en la fé, juzgó por muy conforme á justicia y razón, por haber salido voluntariamente de sus tierras y nunca haber hecho daño al español, ni incomodarlos, porque, si se les borró de sus almas la noticia de los miste- rios de la que habian antes admitido, parece que imprimió carácter indeleble en sus corazones el odio y ojeriza aun al nombre de Encomendero, por cuyo motivo los puso en la Real Corona, siendo vasallos de Su Magestad, sirviéndole solo como soldados auxi- liares y presidiarios de la frontera de Salta en la guerra que el español tiene contra los bárbaros del Chaco, siempre que el Gobernador de la Provincia

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del Tucuman los mandase asistir, con que quedaron exentos de la mita y servicio personal á los espa- ñoles.

Con estas y otras condiciones, mediante un exhorto que hizo el señor Gobernador en nombre de Su Ma- gestad al P. Provincial de la Compañía, de la Pro- vincia del Tucuman, le rogó de su parte tomase la Compañía' á su cargo el cuidar de aquel gentío, del mismo modo que de los indios Guaraníes de las Re- ducciones del Paraná y Uruguay. Admitió la Com- pañía, con las condiciones dichas, por ser muy con- forme á su santo y apostólico instituto, y por las esperanzas que concebían seguras de que esta Re- ducción de Mirañores, situada en las puertas del Chaco, serviría de escala para penetrar á aquellas vas- tísimas Provincias, pobladas de innumerables nacio- nes infieles, y de señuelo para atraerlas al conoci- miento del verdadero Dios.

Envió luego la Compañía sus Misioneros á esta nueva Reducción ; entre los cuales fui el primero, en donde trabajé nueve años en la instrucción y enseñanza del gentío ; experimentando en los prime- ros pasos de mi Evangélico ministerio, con harto dolor de mi corazón, lo muy necesario que es para un Misionero que de nuevo entra á predicar la Divi- na Palabra, y dar noticia del verdadero Dios, á alguna Nación Infiel, de lengua que ignora, el tener el Arte y Vocabulario de ese idioma ; y mucho mas cuando no hay intérprete, que supla en parte este defecto.

Pues suele tal vez acontecer á los principios de la Misión, emprenderse en el gentío algún mal conta- rse, con que perecen sin remedio muchos adultos,

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por no haber modo de instruirles en los Misterios de nuestra Santa Fé, para administrarles el Sacra- cramento del Santo Bautismo ; como me sucedió recien entrado en esta Misión ; el cual daño se hu- biera en mucha parte evitado, si hubiera tenido el Arte y Vocabulario del idioma de estos Indios, que mas de cien años compuso el V. P. Alonso de Bárzena, cuando evangelizó á los Tonocotés y Lules; del cual Arte, por no haberse impreso, no ha que- dado mas que la noticia que de él se en la vida de este Misionero Apostólico ; que hallándose en edad de sesenta y cinco años, compelido del fervoroso zelo de la salvación de las almas, que ardia en su pecho, tomó la fatiga de componerle con su Voca- bulario; frustrándose su glorioso trabajo, por no haberse dado á la Imprenta; como el de otros Mi- sioneros Jesuítas, de esta, y de otras Provincias, que compusieron Artes y Vocabularios de varias lenguas de diversas Naciones Infieles.

Y porque no suceda lo mismo con este Arte y Vocabulario, que con no pequeño afán, y larga observación de nueve años compuse, se á la es- tampa, con que podrá servir á los Misioneros, que fueren enviados de nuevo á esta Misión ; para en breve, y con facilidad aprender la lengua, doctrinar á sus Indios, y enseñarla á los de otras Naciones que con el tiempo se redujeren á nuestra Santa y se agregaren á esta Reducción, como se practica en las Misiones de los Chiquitos con la lengua de estos, no siendo general sino propia de esta sola Nación; y la enseñan á las Naciones Bárbaras de diversa lengua, que se reducen y agregan á estas Misiones. Esto mismo se podrá practicar con la len-

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gua Tonocoté, que es particular de las cinco Nacio- nes ya dichas ; y la usan los de la Nación Matará, y otras muchas del Chaco, sin otro motivo que ser vecinas á los Tonocotés y Lules, y comerciar con estas en su barbarismo ; con mas razón la hablarán las Naciones estrañas que, reducidas á la de un Dios verdadero, se agreguen á la Reducción de Mi- raflores, como la